Cristo no es católico, protestante u ortodoxo, pertenece a toda la humanidad. Él es el alfa y omega de toda la vida.

Diversidad de tradiciones, pero un soplo, una luz, una verdad y una Iglesia universal en Cristo.

Obispo Primado de México Tau Abu l hasan 

Tradición Basiliana

San Basilio el Grande, arzobispo de Cesarea

San Basilio el Grande nació alrededor del año 330, en Cesarea en Capadocia. Basilio recibió las semillas de la fe ortodoxa de su madre y su abuela. Bajo la dirección de su padre, un famoso maestro de la retórica, Basil hizo un rápido progreso en el estudio de las letras seculares, oratoria y filosofía. Luego, prosiguió sus estudios, en busca de los mejores maestros, en los mayores centros culturales de la época, Cesarea donde conoció a Gregorio el Teólogo, luego Constantinopla y finalmente Atenas, la antigua capital de la ciencia clásica. En Atenas, San Basilio formó una gran amistad con Gregorio el Teólogo, una amistad que duró toda su vida. Hacia el 357, San Basilio regresa a Cesarea donde emprende el camino de la vida del ascetismo. Basilio recibió el Santo Bautismo y, deseando encontrar un padre espiritual, visitó Egipto, Palestina, Siria. Imitando a sus maestros, regresó a Cesarea y se estableció junto al río Iris. Allí llevó a Gregory a llevar una vida de ascetismo en su compañía. Vivían allí con estricta templanza, duro trabajo físico y el estudio de la Sagrada Escritura. El ejemplo de su vida une a muchos monjes a su alrededor. Durante el reinado de Constanza (337-362), la herejía de Arrio comenzó a extenderse por todo el imperio. La Iglesia luego apeló a Basilio y Gregorio. Basilio regresó a Cesarea donde en 362 fue ordenado diácono y en 364 fue ordenado sacerdote. Bajo el emperador arriano Valente, en un período difícil para la ortodoxia, Basilio asumió la dirección de los asuntos de la Iglesia. Escribió la Liturgia, las "Homilías sobre el Hexaemeron" y una serie de libros contra los arrianos. En 370 tuvo lugar su elección a la sede episcopal de Cesarea. Se distinguió por la santidad de su vida, el conocimiento profundo de las Sagradas Escrituras, la gran sabiduría y la labor por el bien de la Iglesia y de su unidad. Ante muchos peligros, San Basilio apoyó a los ortodoxos fortaleciendo su fe, llamándolos a ser valientes y perseverar en la paciencia. Todo esto provocó el odio de los arrianos que lo perseguían por todas partes. El santo hizo uso de su propiedad en beneficio de los necesitados. Organizó hospicios, albergues, hospitales, así como dos monasterios, uno para hombres y otro para mujeres. Las enfermedades de la adolescencia, las labores de la época que estudiaba, las hazañas del ascetismo, las preocupaciones y la carga de El episcopado agotó las fuerzas del santo jerarca y el 1 de enero de 379, habiendo cumplido 49 años, entregó su alma a Dios. La Iglesia inmediatamente comenzó a celebrar su conmemoración.